Me pregunto ahora que mis faldas lucen orgullosas cada una en su espacio (ellas lo merecen).
Pobres, vivieron dobladas y apiladas en el cajón de los pantalones (arrugadas, deshechas sus tablas, humilladas).
Más tarde, cuando abrieron Primark en Logroño, pasaron a ser segundo plato de prendas allí compradas. Todas juntas en la misma percha de pinzas con pegatina azul talla 10.
Gracias a Dios, y a Leroy Merlyn, me percaté de la existencia de una percha especial, extensible y con cavidad de hasta 4 faldas.... ¡solución de soluciones!.
Ha cambiado tanto mi vida que ya no recuerdo la anterior cómo podía vivir sin ellas.
Un beso!!
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